OpenAI presentó recientemente la última iteración de su exitoso chatbot de inteligencia artificial, ChatGPT. Esta nueva versión, llamada GPT-4o (“o” de “omni”), marca un avance significativo al poder procesar y responder a solicitudes que incluyen audio, imagen y texto de manera integrada.
A diferencia de sus predecesores, GPT-4o estará disponible de forma gratuita para todos los usuarios, aunque aquellos que sean suscriptores podrán disfrutar de un mayor número de consultas. Esta versión unifica las funcionalidades de chatbots, asistentes de voz y modelos de procesamiento de imágenes en una sola herramienta.
Según un artículo del reportero de tecnología de The New York Times, mientras empresas como Apple y Google están enfocadas en convertir sus asistentes de voz (Siri y Hey Google) en chatbots, OpenAI está llevando a cabo la transformación inversa al convertir su chatbot (ChatGPT) en un asistente de voz.
Además de su versatilidad, GPT-4o destaca por su mayor velocidad en comparación con versiones anteriores. Asimismo, se ha programado para adoptar un tono más conversacional, cálido e incluso ocasionalmente coqueto en sus respuestas, buscando una interacción más cercana y agradable con los usuarios.
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La nueva versión de ChatGPT es un testimonio del rápido avance en la interacción hombre-máquina. Aunque su capacidad para detectar emociones y adoptar un tono más conversacional es impresionante, plantea cuestiones sobre los límites de la interacción con la IA. En mi opinión, estos desarrollos deben ser manejados con cuidado, asegurando que las mejoras no solo busquen hacer la IA más “humana”, sino también éticamente responsable y segura para los usuarios.