La entrada de Apple en el ámbito del silicio de desarrollo propio representó un cambio mucho más profundo que una simple sustitución de proveedor. Con la presentación de su primer chip M1 en 2020, la compañía puso fin a años de dependencia de la arquitectura x86 y demostró que un diseño basado en ARM podía competir e incluso superar el rendimiento de los principales fabricantes tradicionales. Desde entonces, esta estrategia no solo ha definido la evolución tecnológica de sus propios dispositivos, sino que también ha actuado como motor de transformación para toda la industria de los computadores personales. Hoy, con la llegada del Apple M4, ya implementado en los primeros modelos del ecosistema Mac, la compañía reafirma su liderazgo y mantiene una posición difícil de igualar.
Entre los competidores más destacados que buscan desafiar el dominio de Apple se encuentra Qualcomm, que ha lanzado el Snapdragon X2 Elite Extreme, un sistema en chip (SoC) especialmente diseñado para portátiles con Windows. Basado igualmente en arquitectura ARM, este procesador se plantea como una respuesta directa al avance de Apple Silicon, incorporando mejoras sustanciales en eficiencia energética y potencia de procesamiento. Sin embargo, al comparar los datos de rendimiento, la ventaja sigue estando del lado de Apple. En el benchmark Cinebench 2024, una de las pruebas más reconocidas para evaluar el rendimiento real de las CPU, el Apple M4 Max logra 179 puntos en mononúcleo y 2.025 en multinúcleo, mientras que el Snapdragon X2 Elite Extreme obtiene 162 y 1.968 puntos, respectivamente. Aunque las diferencias no son abismales, sí son estadísticamente significativas, con un 9,5 % de ventaja para Apple en tareas mononúcleo y un 2,8 % en procesos paralelos.